Tu sonrisa es un síntoma de salud y bienestar, una herramienta de comunicación con los demás. Problemas en la colocación de los dientes hacen que no la luzcas como te gustaría. Esto causa inseguridad y menosprecia tu autoestima. Debes corregirlo, no solo por estética, afecta a tu salud. Estas son una serie de cuestiones que debes tener en cuenta respecto a la ortodoncia.
La mayoría de las causas de malposición de los dientes son de origen genético: (amplios espacios interdentales, dientes apiñados, piezas de más.) Obedece a una evolución de la especie humana. Hace millones de años, la dentadura de los homínidos tenía multitud de funciones que se han ido perdiendo con el tiempo: partir ramas, roer huesos, romper la cáscara de frutos. Nuestra dentadura se ha ido atrofiando por la sustitución de una dieta más blanda. La mandíbula de los hombres se ha vuelto más pequeña y no tiene espacio para todos los dientes, por lo que no es extraño que se lleguen a apilar.
Nuestra boca es un elemento dinámico, los maxilares están en continuo crecimiento. Eso requiere una remodelación en la disposición de los dientes. Un adulto joven que tenga todos sus dientes alineados no los tendrá igual el resto de su vida, por lo que los dentistas sugieren revisiones periódicas.
La ortodoncia es una especialidad de la odontología que se ocupa del estudio, prevención, diagnóstico y tratamiento en las anomalías en las estructuras dentomaxilofaciales. Esto se realiza mediante el empleo de artilugios personalizados que ejercen una cierta presión en la boca y recolocan los dientes mal situados. La organización mundial de la Salud (OMS) concluye que este es el tercer problema de salud dental más frecuente en el mundo. Afecta a una correcta higiene dental, la proliferación de caries, la aparición de enfermedades en las encías, mal aliento y puede tener consecuencias en las relaciones psicosociales.
Los problemas más frecuentes.
Estos son los casos más habituales que suelen dar lugar a una intervención de ortodoncia.
- Dientes apiñados.
El cirujano belga Van der Linden en el siglo XIX clasificó el apiñamiento dental en leve, moderado o severo. Y en tres fases no son excluyentes que el paciente puede sufrir al mismo tiempo.
En la fase uno las mandíbulas están alineadas, pero los dientes se encuentran apiñados, sin espacio para situarse, lo que a veces hace que crezcan torcidos o con una inclinación incorrecta. En la fase dos el maxilar superior se ha desplazado levemente adelantando los dientes. Y en la fase tres, se ha producido un crecimiento inusual de este maxilar. Esto genera una mordida cruzada y puede dificultar el cierre de la boca.
Los dientes apiñados pueden surgir por diversas causas: la irrupción desordenada de piezas dentales, la falta de espacio en las encías para que los dientes emerjan, la existencia de más o menos piezas dentales de las necesarias, que los dientes tengan un tamaño irregular o la perdida accidental de dientes, lo que propicia una recolocación natural e instintiva de la dentadura por sí sola.
- Sobremordida.
Los dientes superiores tapan ligeramente a los inferiores, por lo que tocan en la parte posterior de los de la dentadura superior. Provocan dificultades al masticar, generando dolor en los casos más severos, deficiencias en el habla, en la pronunciación de determinados fonemas, y alteraciones en la apariencia de la cara.
- Mordida abierta.
Al juntar los dientes superiores con los inferiores queda un espacio entre ambos. Esto dificulta que los labios se puedan sellar y la boca queda abierta. Se ha podido producir porque al tragar, la lengua empuja sistemáticamente a los dientes superiores, por el abuso del chupete o de chuparse el dedo al ser un bebé o por asimetría en las mandíbulas.
- Mordida cruzada.
Se da cuando el maxilar superior e inferior no coinciden. O bien los dientes superiores cierran por encima de los inferiores o bien por detrás. Puede venir motivado por razones esqueléticas, uno de los maxilares es más estrecho que el otro; por razones dentales, los dientes han crecido con una inclinación inadecuada; o por una combinación de ambas. Es una anomalía preocupante, ya que puede desencadenar dolores de cabeza, dolor dental, dolor en las encías, y la aparición de enfermedades periodontales.
En el momento en que se aprecia cualquiera de estas anomalías es recomendable ir al dentista. No existe una edad límite. En problemas estructurales se puede corregir de forma precoz. Entre los 6 y los 11 años, tras las consiguientes pruebas clínicas, se pueden diagnosticar la mayoría de los casos e impedir que evolucionen. Si el problema es de origen dental, el momento adecuado es cuando ha concluido la sustitución de los dientes de leche por la dentadura definitiva.
Tipos de ortodoncia.
Una de las cosas que más preocupa a los pacientes es la apariencia de su boca durante el tratamiento. A nadie le gusta verse con los antiestéticos brackets. Se ha de partir siempre de que los aparatos son provisionales y de que los beneficios son muy superiores a las molestias que puedan ocasionar. De todos modos, la técnica en este sector ha evolucionado tanto que en la actualidad se aplican tratamientos apenas perceptibles a la vista, minimizando los efectos sobre el paciente. Veremos los distintos tipos de ortodoncia y como ha progresado la técnica en este campo.
- Brackets metálicos.
Corresponde a la imagen tradicional que tenemos de los aparatos dentales. Se aplica mediante pequeños alambres de metal, normalmente de acero inoxidable. El aparato se adhiere a la superficie de los dientes y el alambre pasa por cada uno de ellos. Para asegurarlo se emplean bandas elásticas o ligaduras metálicas. El ortodoncista por este medio colocaba el diente en la posición deseada y lo guiaba en la dirección correcta para solventar el problema.
- Brackets de cerámica.
Tienen un funcionamiento similar a los aparatos metálicos pero elaborados con otros materiales menos invasivos. Son de tonalidad más clara, por lo que pasan más desapercibidos, el alambre con el que se conectan puede ser del color de los dientes, lo que hace que se noten menos. Para su fabricación se utilizan diversos materiales, desde porcelana hasta zafiro, que es más resistente y no se mancha.
- Brackets camaleón.
Son brackets transparentes elaborados con un termoplástico traslúcido que se adhieren mediante un material compuesto al diente. Reducen la fricción, dura menos tiempo que otros tratamientos y se colocan en la boca del paciente con más rapidez. Los brackets van unidos entre sí mediante una estructura de alambre metálica o estética.
- Brackets linguales.
Se colocan en la cara interna de los dientes, en la zona lingual. Aunque se utilice una estructura metálica para implantarlo, pasan desapercibidos desde fuera. Al estar en contacto con la lengua, pueden resulta incómodos en un principio, aunque los avances tecnológicos han minimizado sus efectos. Tras un breve periodo de adaptación, el paciente se acostumbra a llevarlos.
Al concluir el tratamiento, no se corre el riesgo de dejar manchada la parte visible de los dientes, si bien dificultan la limpieza bucal y puede resultar más complicado hablar correctamente con ellos puestos.
- Frenos de autoligado.
Se diferencian de los tratamientos convencionales en que no necesitan la instalación de ligaduras para fijar los arcos a los brackets. Estos brackets cuentan con una compuerta por la que se pasa el alambre, con ello se reduce la fricción y la duración del tratamiento. La estructura se puede fabricar en metal o con materiales estéticos con una tonalidad similar a los dientes.
- Ortodoncia invisible.
Es la más demandada en la actualidad. Corresponde a la evolución que ha alcanzado la tecnología en esta especialidad. Utiliza aparatos secuenciados y transparentes, fabricados con termoplástico al vacío y planificados por ordenador, sobre una simulación virtual de la boca del paciente. Es más cómoda de llevar y más estética, ya que apenas se aprecian a la vista, incluso a corta distancia.
La tecnología permite fabricar moldes extraíbles partiendo de la dentadura del paciente y guiándola para corregir las anomalías. Son estructuras personalizadas y traslúcidas que se colocan sobre la dentadura completa como una funda.
Ofrece resultados visibles desde los primeros días. Cada quincena el ortólogo revisa la evolución de los dientes y sustituye la férula antigua por otra nueva, fabricada en función de la situación en la que se encuentra la dentadura. Guiando todo el proceso paso a paso hasta conseguir el objetivo deseado.
La ortodoncia invisible sustituye a los métodos tradicionales sin emplear brackets, sin tener que ajustar aparatos con alambres y monetorizando en todo momento la boca del paciente, adaptándose de forma precisa y en tiempo real a la evolución del tratamiento. Permite tratar cualquier malposición dentaria o tipo de mordida utilizando un sistema mínimamente invasivo. Con lo que se gana en comodidad y eficacia.
Este es el camino que seguirá la ortodoncia en los próximos años. Dejando poco a poco la visión que teníamos de los aparatos dentales. Es interesante conocerlo antes de tomar cualquier decisión. Tienes más información en HQ Tenerife.