El alarmante aumento de las temperaturas de mares y océanos, el calor insoportable, la sequía, los incendios, el derretimiento de los polos, o la pérdida de biodiversidad, son sólo algunos de los efectos negativos más palpables que está teniendo el cambio climático sobre nuestro planeta y nuestras formas de habitarlo. Las predicciones no son alentadoras, tal y como anuncian los estudios publicados por Naciones Unidas, y urge que nos responsabilicemos de manera colectiva sobre posibles medidas para hacerle frente y revertir la situación. En este sentido, resulta de vital importancia que todas nuestras acciones se dirijan hacia la transición ecológica.
Tal y como define un estudio publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España, se entiende por “transición ecológica” al eventual proceso de cambios en los sistemas de producción y consumo, así como en las instituciones sociales y políticas, formas de vida o valores de la población, que puedan llevarnos de la situación actual –demasiado costosa ambientalmente– a una situación futura ambientalmente sostenible, compatible con la capacidad del planeta para mantener las actividades humanas; y todo ello sin alterar sustancialmente la organización de las actividades económicas. Suena muy bonito… pero no es fácil.
No cabe duda de que, para lograrlo de manera efectiva, es elemental contar con iniciativas y apoyos institucionales y de los gobiernos. Sin embargo, en paralelo, también vendría bien fomentar una transición ecológica a nivel individual, por ejemplo, a través de un consumo responsable de productos de proximidad; utilizando los recursos de manera cuidadosa, aplicando el famoso lema de las tres R (Reduce, Reutiliza y Recicla), y poniendo en práctica muchas actuaciones cotidianas como el transporte sostenible, el ahorro de energía y agua, el activismo, la eliminación de los plásticos, etc. El objetivo sería que cada persona, lograse implantar una serie de cambios que terminasen por hacer que su vida diaria fuese lo más ecológica posible y, para ello, se torna imprescindible contar con un hogar ecológico.
Los edificios en los que vivimos, a menudo están construidos con materiales y recursos no renovable. Sin embargo, lo peor es que en ellos se consume mucha energía, entre otras cosas, por el uso de la calefacción, el aire acondicionado, la luz o los electrodomésticos. Por no hablar, de nuestras maneras de habitar las casas: es habitual la utilización de productos químicos contaminantes, o la mala gestión de los residuos.
En este post queremos darte algunas ideas para preparar tu casa hacia la transición ecológica. En muchas ocasiones, las herramientas para lograrlo implicarán ciertas inversiones pero, a la larga, también te ayudarán a reducir gastos.
Debido al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el mundo entero pudo ver las consecuencias de la escasez de petróleo o carbón. Este invierno, las facturas de la luz subieron enormemente y muchas familias tuvieron que pasar frío al no poder hacer frente a los gastos. Los paneles solares sirven para generar electricidad gracias a la luz del sol. Es decir: utilizan una de energía renovable y ecológica. De esta manera estarás ayudando a evitar la dependencia de combustibles fósiles y también será una forma de ser mucho más autosuficiente por lo que pueda pasar. Asimismo, la tecnología de los paneles solares está muy avanzada, así que no tienes por qué dudar de su funcionamiento. Es súper seguro y no requiere de mucho mantenimiento. Los paneles solares no sólo servirían para dar luz, sino también para calentar el agua y la calefacción, o para proporcionar energía a tus electrodomésticos.
Además de los paneles, también es importante que cuides el tipo de electrodomésticos que utilizas. Si tienes una lavadora o nevera muy antigua, es probable que la tectología empleada para su fabricación, no sea la más adecuada o eficiente. Lo mismo ocurre con aquellos aparatos de costes muy bajos. Aunque parezca que, en un principio, sale rentable, el consumo excesivo que pueden llegar a realizar los electrodomésticos no eficientes, terminará por hacerse notar en tus facturas.
En cuanto al tipo de iluminación, lo mejor es emplear bombillas LED, aunque también son un poco más caras que las bombillas convencionales o incandescentes, consumirán mucha menos energía, y serán mucho más duraderas, al tener una vida útil más larga.
Siguiendo con las maneras de ahorrar energía, en lo que respecta al calentamiento o enfriamiento de la casa, se recomienda tener un buen sistema de aislamiento. Esto pasa, por un lado, por aislar paredes, techos o suelos, a través de materiales específicos; y por sellar ventanas y puertas. En este caso, los profesionales de creasur nos recomiendan las ventanas de PVC a medida, las cuales mejoran el aislamiento término y acústico del hogar gracias a un triple cristal y perfil de triple junta que garantiza un aislamiento perfecto y reduce el consumo de energía.
El agua es un recurso cada vez más limitado y, por ello, debemos intentar no derrochar y ahorrar todo lo posible. Una manera de aprovechar al máximo es: establecer un sistema de recolección de lluvia en la propia casa para almacenar el agua que cae del cielo. Evidentemente, no se puede beber bajo ningún concepto, ya que no está correctamente purificada, pero puede servirte para otras cosas como para rellenar la cisterna, regar plantas o lavar objetos. Aun así, te recomendamos que instales filtros de limpieza para lograr un mayor nivel de higiene.
Por último, para que tu hogar sea ecológico, tú también debes de serlo. Intenta tener unos hábitos coherentes con tus principios. Fomenta la cocina ecológica, compra productos de temporada y de proximidad; vigila que no sean excesivamente contaminantes e intenta reducir al máximo los plásticos.
Si has llegado hasta aquí, es porque verdaderamente te gustaría comprometerte con el medio ambiente. Para lograrlo has de intentar introducir estos pequeños y grandes cambios en tu vida, pero te advertimos que no debes obsesionarte. Establecer metas demasiado exigentes o en un corto periodo de tiempo puede ser lo peor. Celebra cada pequeña victoria y date tu tiempo. Recuerda que, aunque el ejemplo individual es importante, una sola persona no puede salvar el mundo. No seas demasiado autoexigente. ¡Mucha suerte!