Cada vez más startups deciden establecer sus sedes en espacios de coworking, y esta tendencia refleja un cambio profundo en la manera de entender el trabajo, la colaboración y la gestión empresarial en la era digital. Este fenómeno no solo responde a cuestiones prácticas y económicas, sino también a una nueva filosofía que valora la flexibilidad, la innovación y la comunidad como motores esenciales para el crecimiento y la consolidación de los proyectos emergentes.
El primer aspecto que atrae a las startups hacia los coworkings es, sin duda, la flexibilidad que estos espacios ofrecen. A diferencia de las oficinas tradicionales, que implican contratos a largo plazo y altos costes iniciales, los coworkings permiten a las empresas acceder a infraestructuras profesionales sin atarse a compromisos rígidos. Esto es especialmente importante para startups, cuya naturaleza es dinámica y su evolución a menudo imprevisible. Pueden comenzar con un pequeño equipo y, conforme crecen, ampliar su espacio o incluso reducirlo si es necesario, sin las complicaciones habituales de los arrendamientos convencionales. Esta adaptabilidad permite gestionar mejor los recursos financieros, un factor crucial en etapas tempranas donde cada euro cuenta.
Además, los coworkings aportan mucho más que un simple espacio físico; constituyen un ecosistema donde la interacción entre profesionales de distintos sectores se convierte en una fuente constante de inspiración y oportunidades. Estar rodeado de otros emprendedores, freelancers y startups facilita la generación de sinergias que pueden traducirse en colaboraciones, asesoramientos o incluso alianzas estratégicas. Este entorno fomenta la creatividad y el aprendizaje continuo, aspectos que las startups valoran enormemente porque pueden marcar la diferencia en mercados altamente competitivos y cambiantes. La posibilidad de asistir a eventos, talleres y encuentros organizados dentro del propio espacio es otro valor añadido que contribuye a este enriquecimiento profesional.
La tecnología también juega un papel esencial en la elección de los coworkings por parte de las startups. Estos espacios suelen estar equipados con infraestructuras tecnológicas de última generación, incluyendo conexiones de internet de alta velocidad, salas equipadas para videoconferencias y sistemas de seguridad avanzados. Esto permite a las startups centrarse en su core business sin preocuparse por la gestión de la infraestructura o los costes asociados a la compra y mantenimiento de equipos. Además, la digitalización de servicios, desde el acceso mediante apps hasta la reserva de espacios comunes, facilita la gestión y aumenta la eficiencia operativa.
Otro aspecto determinante es la imagen profesional que ofrece un coworking, tal y como nos explican desde Mitre, 126 Workspace, quienes nos relatan que para muchas startups, especialmente aquellas que aún no cuentan con un nombre consolidado, disponer de una sede en un espacio moderno y bien ubicado aporta credibilidad frente a clientes, inversores y colaboradores. Este factor no debe subestimarse, ya que la confianza y la primera impresión son cruciales en la construcción de relaciones comerciales sólidas. Además, algunos coworkings ofrecen servicios adicionales como atención telefónica, recepción de visitas o espacios para reuniones, lo que completa una experiencia profesional integral sin necesidad de realizar inversiones adicionales.
También resulta importante mencionar el componente económico. Montar una oficina tradicional puede implicar gastos elevados en alquiler, suministros, mobiliario y mantenimiento. En cambio, los coworkings funcionan bajo modelos de suscripción o alquiler por períodos cortos que incluyen todos esos servicios integrados. Esto permite a las startups prever mejor sus gastos, mejorar su flujo de caja y evitar sorpresas financieras. Para empresas que están validando su modelo de negocio o en fases iniciales, esta predictibilidad financiera es vital para la toma de decisiones estratégicas.
Además, la ubicación estratégica de muchos coworkings, situados en áreas urbanas bien conectadas y con fácil acceso a transporte público, restaurantes y servicios, facilita la conciliación laboral y personal. Esto contribuye a mejorar el bienestar y la productividad de los equipos, que pueden aprovechar estas ventajas para desarrollar su trabajo en un ambiente cómodo y estimulante. Esta combinación de factores hace que los coworkings sean mucho más que un lugar donde trabajar, se convierten en centros neurálgicos que potencian el talento y la innovación.
¿Qué empresas punteras empezaron en un coworking?
Muchas empresas punteras que hoy son referentes en sus sectores comenzaron su trayectoria en espacios de coworking, aprovechando la flexibilidad, el networking y los recursos que estos entornos ofrecen. Por ejemplo, algunas startups tecnológicas de renombre mundial encontraron en el coworking el ambiente ideal para desarrollar sus ideas y crecer sin la presión de grandes inversiones iniciales en oficinas propias.
Empresas como Airbnb, aunque no iniciaron exclusivamente en coworkings tradicionales, usaron espacios compartidos en sus etapas iniciales que funcionaban con filosofía similar, beneficiándose del entorno colaborativo para potenciar su innovación y conexiones. Otro caso destacado es WeWork, que no solo nació como una empresa dedicada a ofrecer espacios de coworking, sino que empezó su propio recorrido en uno de estos espacios, consolidándose luego como un gigante del sector.
Además, startups europeas como Revolut, una fintech que ha revolucionado el sector financiero con sus servicios digitales, comenzaron su andadura en coworkings, aprovechando la infraestructura y la comunidad que estos ofrecen para crecer rápidamente. En España, empresas como Glovo, que ha transformado el mercado de la entrega a domicilio, también utilizaron espacios de coworking en sus fases iniciales, encontrando en ellos el soporte necesario para escalar y optimizar recursos.
 
				 
								 
								 
															 
															 
								 
								 
								 
								